domingo, 27 de agosto de 2017

Cambios de ritmo:





Esa fuerza que amanece sin vida,
esa facultad que me produce envidia: cambios de ritmo.
¿Puedes gobernar tu instinto?
¡Dichoso amanecer vespertino!

Es lo que necesito cuando mi corazón grita.
Es un brebaje loable.
En boxeo táctica estimable, 
podrás vencer el rival más encomiable:
noquea con el puño definitivo
cuando crean que te das por vencido.





No  hay luz, ni oigo reír a los niños…
No hay aire, no hay nada: sólo  niebla indomada.

Deambulo por tejados quebradizos 
Apuntalados con lanzas en pico.
No me enseñaron a ser soldado
y mi bando está despoblado.

Bandeando sueños en pavimento resbaladizo, 
pies encapados y escurridizos,
¡No sé dónde aterrizo! 

Me embiste un espíritu huidizo
mostrando sus fauces malditas.
¡Quiere que caiga por las rendijas!
Lastimeros llantos enfermizos
azotan el suelo en crujidos ininterrumpidos…

Sabandijas apresando aldeanos ejemplares
que agónicos reptan por los cristales.
Cuentan los sabios que algunos lograron llegar al faro sorteando los escollos del siniestro tejado.
Pero sólo veo quienes quedaron atrapados.


Marisa Béjar 26/08/2017.






sábado, 19 de agosto de 2017

Arista.






Vivo en una arista. Mi camino es estrecho como dos líneas continuas en autopista, peligrosas en sí mismas…

Siempre transito el mismo sendero, es una línea blanca infinita; es una arista. Separa mundos; mundos antagonistas: los sueños y el tedio.

No hay vértices entre ellos; son insurrectos al consenso.

Debo transitar, sin dejarme apresar, ambos quieren atraparme sin piedad.

Los sueños drenan el aire de un delirante misterio que dirigen mis pasos hacia ellos. Cálidos y bellos deseos: aquella casa que tanto anhelo rodeada de  árboles frutales donde el aire almibarado me besa a su paso. Buganvilla lila cayendo en cascada sobre mi pérgola amada. Mientras contemplo mi estanque enamorada; flores de loto moteando el verde ramaje pretencioso que emerge del fondo.

¡Ay! ¡Qué feliz me siento allí! Y más al verlo venir a lomos de su corcel gris…

El tedio me embota la mente, advierte que aquello no será para siempre, mostrando un rictus de muerte si acato y voy con el oponente.

Resuenan sus villanerías, creen que mis sueños son meras bufonerías. Sus risotadas sabotean mi paz, giro sobre mis talones y una protuberante faz me asesta el fétido aliento de la orfandad.

Estoy agotada, caeré postrada en una morada. La arista se estrecha, el horizonte se niebla. Palpo la densidad brumosa en mis manos temblorosas… Aullidos silbantes y voces cavernosas inyectando miedo en mi ser pusilánime y tambaleante.

Miro al suelo, pero no veo nada, quiero volver a mi arista; allí en indiferencia era artista.

Ahora el suelo es cenagoso, hay lucha y alboroto; ya no crecen flores de loto.

¿Me hallo en el tedio? ¡Los sueños no pueden ser tan horrendos! En el tedio estaban inertes, no reinaba  esta desazón permanente.

Creo que mi ser inconsciente se fue a la pérgola, y ahora llora su pérdida.

Oigo un lisonjero gorjeo, atiendo, pero no lo entiendo. Avanzo y yerro en mis pasos.

Postrada ante una losa aguzo la vista para ver la inscripción borrosa. La bruma se condensa en relojes de arena y pierdo la pisa. 

Extiendo la mano, puedo palpar los trazos… Y en ese momento un ser afelpado se apoya en mi hombro, y en tono armonioso susurra: <<Fueron los ecos del tedio que en lodo hundieron tus propios sueños. ¡Despierta!>>


Marisa Béjar, 19/08/2017.


martes, 15 de agosto de 2017

Alimañas de almas.




Perseguida por seres diabólicos espumeando rayos en un receptáculo en compasión blindado.

Son hombres y mujeres a rostro descubierto. Sedientos por mi sufrimiento. Siempre me atrapan. La oscuridad se alía en su guadaña.

¿Qué quieren? No los comprendo.

Victoriosos en la sima del poder abismal; ostracismo en bondad.

Matarme no es suficiente… quieren atraerme a su fétida fuente.

Hendiduras con lava;  mi ser ululando a  la nada.

Heridas que se pulverizan… Extraño prodigio mi piel habita.

Refluyo de la “No Vida” sintiendo indecible agonía… Seré desoída por la cofradía.

Huyo por una escotilla, deambulo sobre una azotea arriesgando mi nueva vida. Pavimento resbaladizo y cielo plomizo; aliados pétreos al desatino.

Ellos avanzan con templanza, son alimañas de almas…

Salto los tejados, mis pies retumban en la luna.

Ya no los veo. Me oculto en un gran macetero…
Allí contemplo la luna: nueva y oscura, ella también se oculta.

¿Se esconde de las alimañas de almas?

Puede que los astros también clamen calma y sean estancos al mal karma. Y que ni el más principesco lugar se halle ajeno al mal.

Pero también puede que existan parajes 
ignotos que la fatalidad no logre rasguear. Mi macetero es esa realidad.
¿Me esperas detrás?


Marisa Béjar, 14/08/2017.

domingo, 6 de agosto de 2017


Puede que todo se reduzca a escuchar nuestro corazón. A detener el tiempo y regocijarnos de nuestro verdadero amor.




Marisa Béjar, 12/03/2017.

sábado, 5 de agosto de 2017

Coyotes en mi alma.




Sal, tierra y ancla:
coyotes en mi alma.
Anexión de aullidos:
libélula y colmillo.
Ya no suspiro,
tampoco gravito en el vacío…


Marisa Béjar, 03/08/2017.